Dispónese la lectura de un texto en las escuelas en recuerdo del atentado a la sede de la AMIA-DAIA

Numero: 193
Fecha: 1999
Clase: Ley CABA
Tipo de Boletín: B.O. CABA
Tipo de Entrada: Derecho
Anexos:
Fuero:
Fuente:

 

Buenos Aires, 3 de junio de 1999.-

La Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires

sanciona con fuerza de Ley

 Artículo 1º – El Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires dispondrá los medios para que, el 18 de julio de cada año en todas las escuelas primarias y secundarias bajo su jurisdicción al inicio de cada uno de los turnos, se proceda a dar lectura de un texto en recordación de la explosión que destruyó la sede de la AMIA-DAIA en la calle Pasteur 633 el 18 de julio de 1994. El texto a ser leído será un homenaje a las víctimas del atentado y alentará la memoria y la reflexión sobre lo sucedido. Los familiares de las víctimas y personalidades destacadas de nuestra sociedad serán invitados para dar lectura al texto. En caso de coincidir la fecha con el receso invernal o día inhábil, se trasladará el homenaje al último día de clases inmediato anterior.

Artículo 2º –Créase una comisión redactora del texto, que será presidida y coordinada por un representante de la Secretaría de Educación de la Ciudad. Dicha comisión estará también integrada por un miembro de la Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad, dos legisladores miembros de la Comisión de Derechos Humanos y dos legisladores miembros de la Comisión de Educación, Ciencia y Tecnología de esta Legislatura, un representante de los familiares de las víctimas, un representante de AMIA, uno de DAIA, un representante de ADEPRA (Asociación de Escuelas Privadas), uno de CEC (Consejo de Educación Católica) y uno de COORDIEP (Junta Coordinadora de Asociaciones de la Enseñanza Privada).

Artículo 3º –Comuníquese, etc.

ANIBAL IBARRA

MIGUEL ORLANDO GRILLO

LEY N° 193

Sanción: 03/06/1999

Promulgación: Decreto N° 1409/999 del 16/07/1999

Publicación: BOCBA N° 742 del 27/07/1999

RESOLUCION S.Ed. Nº 1.076/999

BOCBA 752 Publ. 10/08/1999

Artículo 1º – En cumplimiento de la Ley Nº 193-LCBA, el 18 de julio de cada año se dará lectura, en todas las instituciones educativas de nivel primario y medio al inicio de cada tumo, al «Texto en Homenaje a las Víctimas del Atentado a la Asociación Mutual Israelita Argentina (A.M.l.A.) y la Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas (D.A.I.A.)», que como Anexo forma parte de la presente resolución. En caso de coincidir la fecha con el receso escolar o dia inhábil, se trasladará la actividad prevista al dia de clase inmediato anterior.

Art. 2º – Las autoridades y el cuerpo docente de las instituciones educativas de los niveles primario y medio dispondrán la utilización del texto citado en el artículo precedente, en situaciones de aprendizaje, con el objetivo de alentar la memoria, generar la reflexión y promover acciones inspiradas en los valores de libertad, justicia, verdad, tolerancia, igualdad, solidaridad y paz, con la participación de los distintos actores de cada comunidad educativa.

Art. 3º – Dése intervención, a los efectos de la implementación de la presente, a las Direcciones Generales de Educación, de Educación de Gestión Privada y Dirección de Educación Superior.

TEXTO EN HOMENAJE A LAS VICTIMAS DEL ATENTADO A LA A.M.I.A.-D.A.I.A.

LEY Nº 193 L.C.B.A

El 18 de julio de 1994 una bomba explotó en la sede de la A.M.I.A. (Asociación Mutual Israelita Argentina), en el corazón de nuestra ciudad. Como consecuencia de este feroz atentado 86 personas murieron y más de 300 resultaron heridas. Esta cifra impactante crece aún más si consideramos a las personas que en esta tragedia se quedaron sin su mamá, sin su papá, sin un hermano, sin un hijo. Tomemos conciencia de que sus vidas cambiaron para siempre.

El ataque estaba dirigido a la comunidad judia, pero atentaron contra toda la sociedad argentina. En la explosion murieron ninos y adultos, trabajadores, vecinos y peatones Nuestra ciudad y nuestro país se encuentran desde entonces conmocionados por esta tragedia y entristecidos por la falta de justicia.

Ese lunes había sido hasta entonces un dia muy normal Computadoras que se encendían, puertas que se abrían, gente que buscaba trabajo, gente que pasaba por el lugar, mientras alguna radio comentaba la final del mundial de fútbol. Nada distinguía esa manana de las demás.

Eran las 9:53 cuando una bomba destruyó la A M I A

El mundo se detuvo. La vida se detuvo. Una escena de horror sembrada de muertos y heridos. Escombros que sepultaron cuerpos, sueños y esperanzas. Caminantes que detuvieron su marcha para siempre.

Las personas no nacen repetidas; por eso, aquellos que fueron asesinados el 18 de julio de 1994 dejaron un enorme vacío en los corazones de sus familiares y de todas las personas sensibles y solidarias.

Los terroristas que colocan bombas no piden documentos de identidad para matar, no les interesa edades, ni tan siquiera credos. Sólo necesitan cantidades: el mayor número posible de vidas segadas. Su objetivo es sembrar terror, para dañar las reglas de convivencia democráticas y pluralistas que se afianzaron trabajosamente en la sociedad argentina. Por eso, no debemos olvidar la barbarie desatada en el atentado. La memoria es el espejo en donde miramos a los ausentes, pero también es el resorte que nos vincula al pasado y nos permite construir el futuro con sabiduria. La memoria, como las plantas, requiere riego continuo; gota tras gota, dia tras día, año tras año. Hagamos que se mantenga firme y fresca.

Condenamos los actos terroristas en nombre del respeto a la vida. Queremos que se esclarezca lo sucedido para llegar a la veraad; es necesario exigir que se haga justicia, que la violencia atroz e indiscnrninada no vuelva a repetirse. que los sobrevivientes, los familiares y la sociedad argentina en su conjunto puedan superar lo sucedido.

Queremos vivir sin miedo y en paz. Apelamos a todos los hombres y mujeres para que en cada acción promuevan la solidaridad y la convivencia entre los seres humanos.

«Ama a tu prójimo como a ti mismo…» (Levítico 19:18)

«Justicia, Justicia perseguirás para que vivas…» (Deuterononio 16:20)